domingo, março 12, 2006

MUJERES ROJAS

15.02.06
Manifiesto feminista contra la reforma laboral

x Mujeres Rojas - Corriente Roja

La patronal española, el gobierno del PSOE y los sindicatos CCOO y UGT están pactando una reforma laboral contra las mujeres trabajadoras. Nos ofrecen contratos a tiempo parcial para mejor conciliar la vida familiar y laboral. Debemos conformarnos con un sueldecito complementario del principal y más horas para cuidar de la familia y el hogar.

Los ya habituales despidos por embarazo se pueden generalizar porque la reforma incluye nuevas facilidades para el despido.

Nos quieren en la casa para reducir el gasto social de los servicios públicos, para que la disponibilidad de nuestros compañeros respecto de la empresa sea total (sin responsabilidades familiares), y para que la mitad de la clase trabajadora, las mujeres, quedemos segregadas, atomizadas y dependientes del compañero en las históricas tareas conocidas como “sus labores”. Y las que dispongan únicamente de su propio sueldo para vivir que busquen marido o se arreglen con 300 euros al mes. Así mejoran los beneficios empresariales, que es de lo que tratan las reformas laborales. ¡No podemos conformarnos!

Retrato robot de la precariedad

El mercado laboral no es neutro en cuanto al género porque el sistema capitalista y su lógica de acumulación y máximo beneficio se nutre de la estructura patriarcal de la sociedad que subordina a las mujeres a la “despreciada” esfera privada e impone a los hombres la dedicación exclusiva al trabajo asalariado. Por ello el retrato robot de la precariedad es una mujer, joven e inmigrante. Por ello la tasa de paro femenino es doble que la masculina, la diferencia salarial entre hombres y mujeres es del 35 por ciento y la temporalidad de las trabajadoras supera en 7 puntos a la de los trabajadores.

También por ello el 70 por ciento de los contratos a tiempo parcial los firman las mujeres, y no por decisión voluntaria sino porque es lo que hay. Y además existe una segregación laboral horizontal con sectores feminizados más precarizados, como la limpieza, el comercio, el servicio doméstico, el sector textil de la confección o la industria de la alimentación, y una segregación vertical que reserva los cargos más altos a los hombres y las escalas más bajas a las mujeres.

Las trabajadoras inmigrantes soportan la carga mayor de la precariedad en el servicio doméstico, la hostelería y los talleres clandestinos de la economía sumergida, sin papeles, sin derechos, sin contratos. Y la única alternativa para muchas es la prostitución. Más de seiscientos mil puestos de trabajo irregulares existen en el servicio doméstico, excluidos del Estatuto de los Trabajadores porque al parecer no constituyen trabajo asalariado, y la mitad de las trabajadoras que los padecen, inmigrantes en su mayoría, cobran menos de 300 euros al mes.

Denunciamos la feminización de la enfermedad

La doble jornada, la acumulación de responsabilidades laborales y familiares, la violencia hacia las mujeres, las agresiones sexuales, el menosprecio de lo femenino, la culpa exclusiva por la crisis familiar, por el fracaso escolar, por la baja natalidad, y la presión psico-social que conlleva esta organización capitalista y patriarcal del trabajo y de la vida, supone para las trabajadoras una sobrecarga y un plus de tensión que redunda en el mayor deterioro de nuestra salud física y mental. El acoso sexual en el trabajo o la amenaza con el despido ante un embarazo son factores agravantes.

Las trabajadoras padecemos el 65 por ciento de las enfermedades profesionales con baja y lesiones músculo esqueléticas no reconocidas, cuyo origen se encuentra en el tipo de trabajo que realizamos, repetitivo, de precisión y concentración, y en posturas forzadas. Y, pese a que la exposición a productos químicos produce efectos diferentes en cada sexo, los estudios se verifican únicamente para el supuesto masculino.

Discriminación femenina

La nueva reforma laboral no sirve para reducir la discriminación de las mujeres, aunque lo proclama. El capítulo IV de la reforma del gobierno PSOE, relativo a las medidas para la igualdad entre mujeres y hombres en el mercado laboral, remite a una futura ley de igualdad porque nuestros intereses y los intereses empresariales son contrapuestos.

La patronal no quiere ni oír hablar de mejoras para las trabajadoras. El resto del capítulo se limita a recomendar buenas intenciones de género en la negociación colectiva.

Contratos a tiempo parcial para las trabajadoras

Sin embargo el capítulo siguiente sí establece medidas concretas, pero en este caso para el fomento del contrato a tiempo parcial, cuyas principales destinatarias somos las trabajadoras, consagrando de esta forma la secular división sexual del trabajo que asigna a las mujeres de forma obligatoria el trabajo doméstico gratuito y los cuidados de las personas dependientes, y a los hombres el trabajo remunerado fuera del hogar.

¿Quién concilia la vida laboral y familiar?

La nueva reforma laboral se rodea de leyes complementarias como la Ley de Conciliación de la vida familiar y laboral, la Ley de Dependencia o el Plan Concilia de la administración, que pretenden buscar soluciones a la baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población dentro del ámbito privado y familiar, a costa de las trabajadoras y del empleo digno, sin alterar los multimillonarios beneficios de las grandes empresas y la banca, sin extender los servicios públicos y sin el ansiado reparto entre hombres y mujeres de todo el trabajo necesario para el sostenimiento de la vida.

Y lo hacen desde una falsa neutralidad en cuanto al género porque estas leyes tratan por igual al hombre y a la mujer cuando en el mercado laboral y en la sociedad las mujeres están en situación de inferioridad en el efectivo disfrute de sus derechos y porque la mayor precariedad e inferior salario nos aboca a dejar el puesto de trabajo cuando las necesidades familiares lo demandan. Por tanto, la reforma laboral y sus leyes complementarias consagran la asignación obligatoria del trabajo doméstico y los cuidados de las personas a las mujeres. Sólo conciliamos la vida familiar y laboral con nuestra doble presencia las mujeres. Los hombres se deben a la empresa y su disponibilidad ha de ser total.

Contra el patriarcado y el capitalismo

Y es que el modelo de sociedad capitalista y patriarcal descansa sobre la base de un inmenso trabajo realizado fundamentalmente por las mujeres fuera del mercado laboral, en régimen de gratuidad, invisibilidad y falta de reconocimiento. El otro pilar es la explotación de las trabajadoras y trabajadores. Nuestro bienestar, el empleo digno, la vivienda, la sanidad, la enseñanza, los derechos de las personas dependientes, del colectivo de inmigrantes, de las mujeres y de la juventud, deben sacrificarse para garantizar el aumento de los beneficios.

El retroceso histórico que experimenta el mundo del trabajo frente a los intereses del capital nos deja desarmadas ante los sindicatos amarillos que negocian en nuestro nombre, y ante gobiernos de siglas distintas, PSOE o PP, pero coincidentes con la patronal.

Sólo debemos aceptar transformaciones del mercado laboral que garanticen:

• Igualdad salarial entre hombres y mujeres.
• Reparto de todo el trabajo (remunerado y familiar) entre hombres y mujeres.
• Jornada laboral de 35 horas semanales sin rebaja salarial.
• Fin de los contratos temporales y a tiempo parcial obligatorios para las trabajadoras.
• Desarrollo de todos los servicios públicos hasta garantizar la cobertura de todas las necesidades sociales, incluidas las personas inmigrantes.
• No a los despidos por embarazo.
• Fin del acoso sexual.

TRABAJO NOS SOBRA ¡QUEREMOS EMPLEO, DIGNO Y ESTABLE!

Sólo la organización y movilización de nosotras mismas, las mujeres trabajadoras, conseguirá acabar con la dominación capitalista y patriarcal.

Os convocamos a organizarnos con todas las fuerzas, todos los brazos, todas las mentes, toda la ilusión y toda la decisión transformadora.